Uno de los factores que nos llevan a considerar nuestra capacidad humana y llegar a percibir que nuestro nivel de desempeño es grande, se remite a nuestros primeros logros.

Cada ser humano ha comprobado ampliamente su capacidad de aprendizaje, la elaboración de un pensamiento o juicio propios, su capacidad de resolver problemas y esto empezamos comprobándolo en la escuela.

La etapa primaria de nuestra educación, nos trae recuerdos interesantes de nuestra evolución mental, pero también del disfrute que representaba esta experiencia.

La aventura del saber era parte esencial de la etapa de la infancia, precisamente porque nos encontrábamos en posición de extraer la máxima enseñanza de todo lo que teníamos al alcance.

Necesitábamos información que nos llevara a hacernos un mapa de toda la realidad que percibíamos afuera, por lo que descubrir los números las letras y todas las convenciones que usaban los adultos, era la mejor herramienta para comprender este mundo.

Pero me interesa sobre todo recalcar que precisamente fue en ese momento en que empezamos a comprobar la gran capacidad que nos fue dada, el poder de nuestro cerebro. Capacidad que parece olvidamos con el tiempo.

Siempre he sido un convencido que al igual que Dios fue el creador de todo, también nos dio una capacidad de crear a nosotros, sus hijos. Como hijos de Dios tenemos nuestra propia naturaleza creadora y que el hombre ha alcanzado grandes logros a través de la historia, logros que se siguen dando diariamente a través de la ciencia, del arte y de la creatividad de que hace gala el ser humano.

Bástenos con observar el genio de un Juanes o una Shakira para darnos cuenta de esa capacidad creadora. Pero lo más importante es que este no es un privilegio de unos cuantos, sino un poder que está al alcance de cualquiera que tenga un sueño o una visión clara de dónde quiere llegar.

Y aclaremos de una vez que parte de la esencia de este libro es precisamente que busquemos enfocarnos en una visión, en un sueño.

Nuestra vida debe tener un propósito… algunos autores como el mismo Deepak Chopra se atreven a asegurar que todos tenemos ese propósito, independiente de que seamos conscientes de ello o no.

No profundizaremos en esto, ya que en un capítulo hacia el final estaremos ocupándonos de este tema, pero si queremos dejar establecido desde ya que esa es la condición ideal del ser humano, su compromiso con su existencia y con su esencia.

Lo recalcamos ahora porque entendemos que los esquemas mentales inapropiados nos llevan a pensar que nuestra naturaleza está supeditada a factores externos, que nuestra existencia es un cúmulo de eventos producto de la fortuna y que nuestro destino está determinado por cosas ajenas a nuestra voluntad, incluso muchas ideologías hoy en día sustentan esto dejándonos desprotegidos y expuestos o eventualmente en una especie de irrealidad, viviendo nuestras vidas a través de lentes prestados, donde el enfoque muchas veces es completamente traído de los cabellos o basados en paradigmas errados de personas inadaptadas o que encierran en sus filosofías intereses mezquinos y particulares que nos llevan a pensar en utopías o realidades, que más que bendecirnos nos llenan de vileza.

Por lo pronto queremos establecer que todos llevamos una semilla que está allí desde siempre, es nuestra herencia como creación de Dios… nuestro esencia espiritual o principio de todo, una semilla que tiene todas las respuestas y que conoce todas las preguntas.

En tu naturaleza interior eres un triunfador, para ello has nacido y es el medio exterior el que pretende convencerte de lo contrario.

Tomado del Libro "TU ERES LO QUE QUIERES SER" del Master Coach Yuri Elías Camacho

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