Una labor fundamenal del líder es motivar a sus seguidores, la Navidad es una época ideal para este propósito, para mostrarles a los demás que la vida es hermosa y lo mejor está en el interior del hombre…
Cuando miramos nuestra vida y sus momentos y nos preguntamos cuáles de ellos han sido especiales o han trazado un gran surco en nuestras mentes, en nuestras emociones y por lo tanto se han convertido en parte muy importante de nuestras vidas, coincidimos en pensar en fechas especiales y sucesos memorables que nos han procurado placer o alegrìa particulares.
La navidad encaja dentro de esas fechas memorables porque está llena de connotaciones positivas para nuestras vidas, está ambientada por un aura espiritual que lo hace uno de esos grandes momentos en nuestra vida y nos lleva a pensar en la eternidad del alma humana y en nuestros semejantes.
Muy de pequeños estaba también ligada a los regalos y la sorpresa de lo inesperado, además de que tenía en sí misma una especie de magia que la hacia especial, indescriptible y llena de cosas buenas.
A medida que crecemos pareciera que la magia no es tan grande y aunque conservamos ese esentimiento original de expectación y buenos deseos, también conlleva un ajetreo y situaciones que nos hacen ocupan en muchas cosas diferentes: lo económico, los compromisos, el futuro…
Sin embargo, nuestra invitación es precisamente la de recuperar esa magia… cuando miramos nuestros hijos y vemos la inocencia con que esperan recibir, la emoción de participar y la sorpresa de lo nuevo, tenemos que pensar que además de nuestros hijos, como líderes tenemos muchas más personas que esperan recibir de nosotros algo y no precisamente regalos…
Que mejor regalo para un seguidor o discípulo que la motivación y el entusiasmo que los lleven al triunfo… pero recuerden que lo más importante no es lo pasajero sino lo trascendente, lo eterno, por lo que debemos llevarlos a la reflexión y a aceptar que el verdadero entusiasmo es muy interno, nace de nuestra esencia más íntima y que no lo consigo de mi lider, ni de mi maestro… debo aprender a buscarlo en mi interior y que solo está allí si estoy en sintonía con el universo y sobre todo con el creador.
Es necesario retomar las sendas antiguas en que la fe en un Dios y la confianza en sus designios y buena voluntad nos llenaban de esperanza. Hoy quizá esa esperanza está mucho más fundada en las capacidades que ese creador me ha atribuido, hoy he aprendido que no es la dependencia absoluta, inerte o desprovista de motivación y empuje la que me lleva a seguir adelante en mi conquista de la vida y de mi entorno. Hoy reconozco que el creador me ha dado una fuerza que solo viene de Dios y de allí debo aprender a depender y mostrarle a los demás que no soy yo, ni mi fuerza, sino mi capacidad de creer, mi FE, lo que definitivamente permititrá que avance hacia la cima de mis sueños y mis metas. En definitiva cualquier rasgo de triunfador y capacidad personales son el reflejo de ese creador que me ama y me ha dado esos atributos.
BIENVENIDA VIDA, me has enseñado a crecer, a ser fuerte y a disfrutar de esta experiencia en la tierra. gracias por esta navidad y la oportunidad de reconocer que entre todas las cosas, es mi esencia espiritual la que me impulsa a seguir adelante beneficiando a otros en esa empresa. Gracias a la navidad la esencia espiritual se hace más evidente en todos los seres humanos y nuestro papel de líderes es mostrarles que somos mucho más que pasajeros en esta aventura… somos protagonistas de ella y por lo tanto nos corresponde llevar el timón y conducir a los que nos rodean hacia valores mucho más sublimes y llenos de significación.
Necesitamos estas fechas y su magia para recordar que no solo somos máquinas dispuestas para el trabajo, ni mentes que calculan y llevan el control… somos corazones que palpitan y sienten, espíritus que creen y se proyectan hacia lo bueno… que esos proyectos de fin de año o mejor, del nuevo año estén siempre impregnados del sentimiento de gratitud de estar vivos, de motivación y esperanza porque aun no hemos dado lo mejor de nosotros mismos y finalmente de fe y buenos propósitos, porque el que nos creó nos dio de su propia esencia y eso definitivamente marca la diferencia.