El cono del aprendizaje

Esta investigación indica que sólo se recuerda el 10% de lo que se lee, lo que coloca la lectura a la cabeza de la pirámide de las actividades menos eficaces para el aprendizaje. En cierto modo, seamos conscientes o no, siempre lo hemos sabido: si fuera tan eficaz leer no habría suspensos. Oír, se coloca con el 20%, ligeramente por delante de ver, que quedaría con el 30%. Si combinamos los dos sentidos como hace una demostración o un vídeo, el resultado de lo recordado sería del 50%. Sin embargo, queda lejos de 70% de participar en un debate o conversación, y no digamos del 90% de realizar o simular lo que se intenta aprender. Me ha llamado la atención que no aparezca la escritura, aunque habría que distinguir entre lo que se escribe y lo que se copia. En definitiva: conversar o debatir, simular o hacer son los tipos de actividades que mejor garantizan el aprendizaje, precisamente las menos utilizadas en la enseñanza, y es en gran parte lo que queremos relevar en nuestro curso...

Pero no es tan sencillo, no se trata tanto de invertir la predominancia de los tipos de actividad como que cada una tenga su función en el proceso. 

Oír y ver, suponen 35 de las 70 horas presenciales del curso. Leer, ocupa más tiempo dependiendo de la lectura del libro y los artículos que se te envíen. Las actividades activas ocupan la mitad de las 70 horas estimadas. Sin embargo, no se puede jerarquizar la importancia entre la actividad pasiva y activa por el tiempo que ocupa, como vamos a ver en los objetivos. Sin tener en cuenta las limitaciones derivadas de las condiciones y los conocimiento previos de cada participante, podríamos generalizarlos así:

- Con el curso se ha pretendido no caer en la dinámica de lo meramente académico, ni de escribir por escribir.

- Un objetivo fundamental del curso es crear líderes, el líder es ante todo un ser que interactúa con otros. De allí que par lograrlo fraternizamos mucho y compartimos mucho con los demás.

- Familiarizarse igualmente con las tecnologías de aprendizaje y tener muchos recursos para cuando llegues a trabajar grupos o hacer labor de Coach (Esto se adquiere con la práctica).

Como se puede deducir de los datos expuestos, las principales actividades discurren en torno a las dinámicas de relación (conversar y compartir), pero sin la lectura hubiéramos propiciado la dinámica de hacer por hacer. La lectura nos da el rigor, sin rigor no hay conversación ni reflexión, sólo destrezas, no hay construcción de conocimiento.

Por último, destacar el predominio de los escrito sobre lo oral. Sin duda esto representa una mayor dificultad tanto para el desarrollo como para el diseño del curso. A cambio, el mayor esfuerzo supone mayor implicación, por tanto aprendizajes más duraderos en la línea de la teoría de Edgar Dale.

YURI ELÍAS CAMACHO / Coach Director

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